Los orígenes de la Navidad y del Año Nuevo

Los orígenes de la Navidad y del Año Nuevo

La Navidad es una festividad cristiana que celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret, considerado por los cristianos el mesías, el hijo de Dios hecho hombre, en un portal de la ciudad de Belén hace más de 2.000 años. Se trata de una fiesta de renovación y, a pesar de ser una de las fiestas más extendidas y conocidas por todo el mundo, no mucha gente sabe cómo se originaron las costumbres navideñas que conocemos y que celebramos hoy en día.

El Año Nuevo, por su parte, es una festividad civil que marca el inicio de un nuevo año tras haber dado la Tierra una vuelta completa al sol, según lo marca el calendario gregoriano adoptado por una inmensa mayoría de países y culturas. Pero, ¿de dónde vienen estas fiestas?

La Saturnalia y el Nacimiento del Sol Invicto, fiestas anteriores a la Navidad

A finales de diciembre, los romanos celebraban las fiestas en honor a Saturno, dios de la agricultura y de la cosecha, que coincidían con el solsticio de invierno. La actividad agrícola se detenía en esta época y los romanos se dedicaban a disfrutar de banquetes y festejos entre familiares y amigos, además de hacerse regalos. Incluso los esclavos obtenían un respiro durante las celebraciones.

Entre el 22 y el 25 de diciembre también celebraban la fiesta del Nacimiento del Sol Invicto, asociada al dios Apolo, para celebrar el nacimiento de un nuevo sol que vencía a la oscuridad de la noche; es decir, los días se hacían cada vez más largos.

Los cristianos asimilaron las costumbres y la simbología de estas y otras festividades como propias y las adaptaron a su credo para facilitar la transición y la difusión de la fe cristiana. No obstante, en vez de adorar a diferentes divinidades, centraban toda su atención en adorar el misterio del nacimiento de Cristo.

Origen del árbol de Navidad y de las luces

Diversas civilizaciones antiguas decoraban las calles o los árboles durante los festivales y solsticios de invierno, como los romanos, los celtas, los germanos o, incluso, los babilonios. Los árboles representaban la fertilidad y la regeneración, conceptos recurrentes en las fechas venideras. Una vez más, el cristianismo adoptó las costumbres paganas.

Según la leyenda, San Bonifacio de Maguncia, que estaba de misión en la región de Hessia, taló un roble dedicado al dios Thor y les ofreció a los lugareños un abeto como símbolo de paz y de vida eterna porque sus hojas, siempre verdes, apuntaban a los cielos. En cuanto a las luces, se dice que en diversos lugares del mundo se empezó a poner velas en los árboles para iluminarlos como estrellas en la noche, y estas acabarían sustituyéndose por luces eléctricas.

Origen del calendario y del Año Nuevo, una fiesta para todos

¿Cómo se originó el Año Nuevo de nuestro actual calendario? En la Antigua Roma, celebraban el Año Nuevo el día 1 de marzo del calendario romano; sin embargo, Julio César realizó unos ajustes en el calendario en el año 47 a. C., entre los que se incluyó que el comienzo del año fuera el 1 de enero del nuevo calendario juliano, día en que el Senado elegía a los cónsules. Así, los romanos dedicaron ese día de iānuārius a Jano, dios de las puertas, de los comienzos y de los finales.

Siglos más tarde, en el año 1582, el papa Gregorio XIII instauró el calendario gregoriano en toda la cristiandad para ajustar el calendario oficial al astronómico. Desde entonces y hasta bien entrado el siglo XX, la lista de naciones cristianas y no cristianas adheridas al uso del calendario gregoriano no dejó de aumentar. Por lo tanto, hoy en día es el calendario civil más extendido y usado como referencia a nivel mundial, incluso en aquellos países y culturas que celebran el Año Nuevo según sus convicciones culturales.

Gracias por estar ahí

En estas fechas tan señaladas, el equipo de Najual Traductores & Intérpretes quiere agradeceros vuestra colaboración y la confianza que habéis depositado en nosotros, que han permitido el éxito de nuestra agencia durante los últimos 20 años. No quisiéramos despedir el año sin desearos felices fiestas y sin enviaros nuestros mejores deseos para los nuevos tiempos que están por venir. Esperamos seguir colaborando con vosotros.

¡Felices Fiestas y próspero Año Nuevo!